Maria Luís Albuquerque, exministra de finanzas de Portugal, ha sido seleccionada para dirigir los servicios financieros en la nueva Comisión Europea. Su nombramiento generó sorpresa, pues se impuso a candidatos de Irlanda y Austria. Albuquerque es una figura conocida por ser una defensora de la austeridad económica en Portugal entre 2013 y 2015, cuando tuvo que implementar severos recortes en el gasto público como parte del rescate de sus acreedores internacionales. Durante este periodo, se ganó la reputación de ser una persona seria, a veces severa, pero respetada en Bruselas por su empeño en pagar anticipadamente los préstamos, consolidando la imagen de Portugal como un país esforzado por cumplir sus compromisos con la Unión Europea y otros organismos financieros globales.
No obstante, su figura es controvertida en casa, donde algunos portugueses critican su enfoque pragmático, evidenciado en su negativa a prometer recovery económica milagrosa. Su nominación al puesto de servicios financieros podría recibir una mezcla de opiniones de los legisladores y anticipa una audiencia de confirmación difícil en el Parlamento Europeo. Una ONG, Corporate Europe Observatory, expresó su preocupación respecto a Albuquerque, señalando su “historial preocupante de puertas giratorias”, al haber trabajado en el sector financiero privado tras su dimisión del Ministerio de Finanzas en 2015.
En el extranjero, manejó la costosa intervención estatal de 2014 del Banco Espírito Santo y participó en la discutida venta de TAP, la aerolínea emblema de Portugal, en 2015, temas que probablemente surjan durante su confirmación. Además, intentó, pero no logró, liderar iniciativas importantes en la Unión Europea, como el establecimiento de un organismo central de supervisión financiera y perdió la carrera para presidir la Autoridad Europea de Valores y Mercados en 2021.
Mientras que su popularidad puede ser incierta entre el público general, probablemente encuentre más receptividad entre los funcionarios que lideran la regulación de los servicios financieros, dado su pasado trabajo positivo con figuras importantes de la Comisión.
Es significativo que, a pesar de las críticas y los desafíos pasados, la reciente postura de la Comisión apunta a menos legislaciones nuevas y a un mayor enfoque en la implementación durante su mandato. Albuquerque hereda un rol que ha evolucionado, supervisando desde la Unión de Mercados de Capital hasta las transiciones digitales y verdes de la Unión Europea.
La tarea que enfrenta no es pequeña, pero podría verse como una oportunidad para ajustar cuentas con su pasado y demostrar un enfoque renovado a la regulación financiera dentro de la UE. Su habilidad para manejarse en estas aguas complejas podría redimirle o hacer que los fantasmas del pasado retornen.