En una jornada histórica, el pueblo moldavo ha decidido en un referéndum optar por la integración europea, pese a múltiples intentos de interferencia respaldados por Rusia. Con un 50.5% de los votos a favor, la presidenta Maia Sandu proclamó la victoria de la campaña pro-UE, marcando el inicio de un nuevo capítulo político para Moldova. Sin embargo, el ajustado margen dejó a muchos en estado de shock, ya que las encuestas previas indicaban un respaldo mucho mayor a la enmienda constitucional necesaria para este cambio.
Comentarios se han multiplicado acerca del clima “desigual” en el que se desarrolló esta competencia electoral. Sandu afirmó que fue una “lucha justa dentro de un combate injusto”, subrayando las acusaciones de interferencia rusa. Se calcula que Moscú intentó comprar 300,000 votos, con evidencia de 150,000 personas documentadas como receptoras de pagos para votar en contra del proyecto europeo.
Las autoridades moldavas han detectado maniobras financiadas por el Kremlin dirigidas a incrementar temores sobre un potencial conflicto entre la UE y Rusia. Se ha denunciado el uso de plataformas de redes sociales para sembrar desconfianza y división entre la ciudadanía de Moldova.
Ahora, comienza otro desafío para el gobierno moldavo: largas negociaciones con Bruselas y asegurar la aprobación de los estados miembros de la UE para lograr la adhesión formal en 2030. La importancia de un compromiso concreto por parte de la comunidad europea ha sido señalada repetidamente por el gabinete moldavo.
Mientras tanto, en una elección presidencial simultánea, Sandu lideró con un 42% de apoyo, aunque sin la mayoría necesaria. Esto la llevará a un enfrentamiento directo en una segunda vuelta con el candidato prorruso Alexandr Stoianoglo.
La presidenta advirtió que las elecciones parlamentarias del próximo año representarían “la última batalla” hacia la membresía en la UE, con partidos respaldados por Rusia planteando un desafío constante al curso pro-europeo del país.
En conclusión, aunque el camino hacia la integración no está exento de presión y obstáculos, el resultado del referéndum es un claro mandato del pueblo moldavo de caminar rumbo a Europa, reafirmando su determinación de superar las adversidades y las influencias externas.