Moldova ha dado un firme paso hacia el futuro europeo al aprobar, por una ajustada diferencia, su ingreso en la Unión Europea. La nación fue testigo de una noche tensa, donde las acusaciones de interferencia rusa estaban en el aire. No fue hasta el último momento que los votos de los moldavos en el extranjero inclinaron la balanza a favor del “sí”.
Con más del 99% de los sufragios contabilizados, la votación reveló que el 50.3% de los ciudadanos estaba a favor de modificar la constitución para permitir la adhesión al bloque europeo, mientras que el 49.7% se opuso. Durante gran parte del escrutinio, la campaña del “no” mantuvo la ventaja, especialmente con los votos desde el interior del país.
Sin embargo, al llegar la medianoche, los votos del exterior, provenientes de comunidades moldavas en Europa, Estados Unidos y Canadá, cambiaron el panorama significativamente. El presidente Maia Sandu, ante el desfavorable conteo inicial, denunció la existencia de fuerzas externas que habrían intentado influir en el resultado con dinero y propaganda.
El eurodiputado rumano Siegfried Mureșan, reconocido por su relación con el proceso de adhesión de Moldova a la UE, afirmó que esta elección representa una derrota para Rusia y una victoria para la soberanía del pueblo moldavo. Subrayó su compromiso de que la Unión Europea respete la voluntad expresada por los ciudadanos de Moldova.
Por su parte, Moscú ha sido señalada de llevar a cabo una colosal campaña de compra de votos, usando redes sociales para instaurar temor sobre las implicaciones de unirse a la UE, incluyendo un eventual conflicto directo con Rusia.
El gobierno de Moldova ahora tiene vía libre para enmendar la constitución, abriendo camino para concluir las conversaciones de adhesión y aspirar a ser miembros del bloque para el año 2030, fecha en la que Bruselas también está urgida a comprometerse.
En última instancia, este referéndum no solo refleja la aspiración europea del pueblo moldavo, sino que también marca un punto crítico en las relaciones geopolíticas de la región. Con el respaldo de su diáspora, Moldova busca unirse a un futuro común con Europa, dejando atrás las sombras del pasado.