En un curioso cruce entre la política británica y la estadounidense, Nigel Farage, líder del Reform UK, se encuentra atrapado en el ojo del huracán mediático tras las acusaciones de haber descuidado sus deberes parlamentarios en el Reino Unido.
Farage, quien fue una figura emblemática durante los mítines de Trump en 2016 y 2020, enfrenta un escrutinio creciente por sus frecuentes viajes a Estados Unidos poco después de ganar un escaño parlamentario en las elecciones generales de julio. Este nuevo rol no ha impedido que se mantenga activo en su programa de televisión en GB News, donde ha entrevistado a Trump y dado su respaldo incondicional al expresidente estadounidense.
Mientras tanto, en un rally reciente en Butler, Pensilvania, miles de seguidores de Trump se reunieron en el mismo escenario donde en julio un intento de asesinato casi le cuesta la vida al exmandatario. Durante el evento, Donald Trump rindió homenaje a Corey Competore, un bombero voluntario que perdió la vida en dicho ataque. A pesar de la algarabía, la ausencia de Farage fue notoria.
Elon Musk y JD Vance, candidato a vicepresidente, fueron algunas de las figuras destacadas que ofrecieron apoyo a Trump en este enérgico evento. Sin embargo, la figura de Farage parece no dejar huella profunda entre los seguidores estadounidenses del exmandatario. Varios asistentes, como Doug Campbell, expresaron no reconocerlo, pese a su apoyo visible a Trump desde el exterior.
Entre los devotos asistentes, prevalecen tensas teorías de conspiración sobre el fraude electoral, con muchos repitiendo sin pruebas que el resultado de 2020 fue robado y que los demócratas promueven políticas drásticas para forzar cambios culturales y legales.
Al caer la noche, mientras algunos asistentes partían para evitar el caos vial, surgió una voz reconocedora: Patrick Mangan, un asesor político retirado, establecía un puente entre el BREXIT impulsado por Farage y las corrientes populistas pro-Trump en Estados Unidos.
Así, mientras Trump sigue acumulando seguidores en su cruzada política, el regreso de Farage a la vida política parece cuestionado tanto en su país como en los escenarios internacionales.