En un movimiento que podría agitar aún más las ya tensas relaciones internacionales en Europa del Este, Polonia ha anunciado su decisión de suspender temporalmente el derecho de asilo a los refugiados que cruzan desde Bielorrusia. Esta determinación se produce en un contexto donde Rusia y sus aliados están siendo acusados de utilizar la migración para desestabilizar a la Unión Europea.
Durante un encuentro del partido gobernante, Civic Coalition, el Primer Ministro polaco, Donald Tusk, expresó que implementará una estrategia migratoria que incluye la “suspensión territorial temporal del derecho de asilo”. Tusk, ex presidente del Consejo Europeo, ha manifestado que buscará que Europa reconozca esta decisión a pesar de los desafíos legales que puedan surgir desde Bruselas.
El anuncio llega en un momento en que las tensiones en la frontera polaco-bielorrusa han escalado, con informes de que Bielorrusia estaría ayudando activamente a grupos de migrantes a cruzar hacia Polonia como parte de lo que Tusk denomina una táctica de “guerra híbrida”. Polonia, tratando de mitigar la situación, ha aumentado sus inversiones en infraestructuras fronterizas y ha establecido una zona de control especial con poderes ampliados para las autoridades locales.
El Comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Michael O’Flaherty, ya había advertido sobre los retos impuestos por la utilización de la migración como tácticas desestabilizadoras por parte de las autoridades bielorrusas. O’Flaherty enfatizó que la práctica de Polonia de devolver a los migrantes sin evaluar sus necesidades de asilo pone en riesgo el respeto de los estándares internacionales de derechos humanos, violando potencialmente los derechos protegidos por la Convención Europea de Derechos Humanos.
Por su parte, el presidente autoritario de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, aliado cercano de Moscú, ha sido acusado de facilitar visas a personas desesperadas en países en guerra como Siria y motivarlos a que crucen hacia la UE, un hecho que agrava aún más la crisis.
La situación humanitaria también es preocupante. Organizaciones como Amnistía Internacional han levantado alarmas sobre el trato que reciben los migrantes en la frontera, donde han sido objeto de agresiones físicas por fuerzas bielorrusas mientras intentaban buscar refugio en Polonia.
La postura de Polonia en este conflicto podría sentar un precedente en cómo Europa enfrenta la creciente presión migratoria en sus fronteras, planteando interrogantes sobre el equilibrio entre seguridad y derechos humanos.