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domingo 29 de de 2024

Pope's Advocational Stance Against Church Abuse Intensifies in Belgium Tour Conclusion

Durante su reciente visita a Bélgica, el Papa Francisco concluyó su estancia con un contundente mensaje en el Estadio Rey Balduino de Bruselas, dirigiendo palabras de aliento a las víctimas de abuso y condena a quienes perpetúan estas atrocidades. En un acto inédito, el Papa insistió en la importancia de hacer visible el mal, instando a las víctimas a tener el valor de compartir sus historias y sumar sus voces a quienes ya lo han hecho. Su llamado fue claro y solemne: “El abusador debe ser juzgado, sea laico, sacerdote o incluso obispo.”

La visita papal, marcada por un ambiente de expectación y crítica, no quedó libre de tensiones. El Rey Felipe y el Primer Ministro Alexander De Croo subrayaron públicamente la decepción por la manera en que la Iglesia Católica ha manejado los casos de abuso, urgiendo a la institución a transformar las palabras en acciones. “Las palabras no son suficientes. Se deben tomar pasos concretos,” declaró De Croo frente al Papa.

Desde el año 2012, se han reportado más de 700 casos de abuso clerical en Bélgica, trayendo a la luz escenas dolorosas, como la indulgencia que tuvo la Iglesia con el obispo de Brujas, Roger Vangheluwe, quien admitió abusar de su sobrino por 13 años. Solo fue apartado de su condición eclesiástica este año por el Papa Francisco, en un intento aparente por cerrar este penoso capítulo.

El viernes, el pontífice sostuvo un emotivo encuentro de dos horas con 17 víctimas de abuso, quienes compartieron sus experiencias, cada una de ellas como una herida profunda en su vida. “No hay lugar para el abuso ni para encubrimientos en la Iglesia. No cubran los abusos; condénenlos”, enfatizó el Papa, implorando a los obispos a no ocultar estas atrocidades.

No obstante, la figura del Papa tampoco es ajena a la controversia. Ha afrontado críticas por su gestión en casos particulares, como en el de su amigo, el sacerdote esloveno Marko Rupnik, acusado de una serie de abusos que abarcan tres décadas.

Las tensiones se extienden a conflictos más amplios dentro de la Iglesia, especialmente con conferencias episcopales de Alemania, Suiza y Bélgica, que urgen al Vaticano a modernizar sus leyes para proteger más efectivamente a los menores.

La gira del Papa, sin embargo, concluyó con ecos de esperanza y un renovado compromiso por parte del máximo líder católico de no cejar en la lucha contra un problema que ensombrece la imagen de la Iglesia, reafirmando que el camino hacia la sanación es el único posible para una institución que desea renovar su rostro delante del mundo. Este mensaje resuena como una luz de esperanza para las muchas almas que esperan justicia y humanidad dentro del cuerpo eclesiástico.