En un movimiento que refleja el creciente interés en la cooperación interregional, el príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, asistirá a la primera cumbre entre la Unión Europea y el Consejo de Cooperación del Golfo (GCC) en Bruselas. La presencia de bin Salman marca un cambio significativo, dado que anteriormente fue visto como persona non grata en Occidente tras el asesinato de un periodista con el que se le vinculó en 2018.
La confirmación de su asistencia, realizada por la UE el martes, se produce en un contexto de tensiones internacionales, especialmente en el Medio Oriente, y un renovado enfoque en la intensificación de las relaciones UE-GCC. Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, ha jugado un papel crucial en sentar las bases para esta cumbre, tras visitar personalmente Arabia Saudí anteriormente este año. También se espera la presencia de altos dirigentes europeos como Ursula von der Leyen y Emmanuel Macron.
A pesar del entusiasmo general, la cumbre enfrenta desafíos. Un esbozo de comunicado revela que la UE encuentra dificultades para conseguir que los países del Golfo apoyen compromisos favorables a Ucrania, especialmente en medio de la guerra en Europa del Este. Además, preocupaciones de seguridad han mantenido en secreto la lista completa de asistentes, aunque detalla que países como Kuwait y Bahréin enviarán a sus jefes de gobierno. Otras potencias del GCC, como los Emiratos Árabes Unidos y Omán, estarán representadas por altos funcionarios, pero no por sus líderes supremos.
La ausencia notable del canciller alemán Olaf Scholz, quien será representado por Macron, añade otra capa de complejidad a este evento. Scholz, según su portavoz, tenía un compromiso previamente acordado en su país.
En los últimos años, la EU ha buscado estrechar lazos con los países ricos en combustibles fósiles del Golfo, una estrategia intensificada tras la invasión rusa a Ucrania. Sin embargo, estas relaciones han tenido sus desavenencias, como el escándalo conocido como Qatargate, que involucró acusaciones de soborno en el Parlamento Europeo, afectando negativamente las solicitudes de visa libre para Qatar en la UE.
Este evento cierra un capítulo de distanciamiento político y abre un nuevo espacio para la negociación diplomática, a pesar de las reticencias y desafíos que aún persisten. Se ve como una ventana de oportunidad para que ambas regiones aborden temas críticos comunes, incluyendo la migración y el manejo de tensiones en el Medio Oriente.