Simon Case, el funcionario civil más importante del Reino Unido, ha anunciado su renuncia debido a problemas de salud. La noticia se ha confirmado una tarde de lunes por el gobierno británico, destacando que dejará su puesto al final del año y se ha puesto en marcha una búsqueda para hallar su sucesor para el rol que ofrece un salario de £200,000 al año.

La renuncia de Case, que lleva tiempo en conocimiento público desde que POLITICO informara en julio sobre sus problemas de salud, ocurre después de su tratamiento médico por una condición neurológica. En un mensaje a los empleados del servicio civil británico, Case subrayó que su decisión se centra exclusivamente en su salud.

Simon Case fue nombrado por el ex primer ministro Boris Johnson durante la pandemia de Covid-19, una decisión que causó revuelo ya que Case venía de desempeñarse en el Palacio de Kensington y nunca había liderado un departamento gubernamental. A pesar de ser considerado competente y con capacidad intelectual, algunos críticos aseguran que se comportó más como un cortesano político que como un alto funcionario público.

Su período como jefe sindical estuvo marcado por varias controversias, incluidas su participación en eventos que violaban las reglas durante los confinamientos, lo cual terminó por inhabilitarlo de su misión investigadora en dicha materia. Adicionalmente, tuvo roces con Sue Gray, antigua funcionaria de Whitehall y actual jefa de gabinete del Primer Ministro Keir Starmer.

A pesar de los desafíos, Case señala que su experiencia en el servicio ha tenido “más altibajos que caídas”, enfrentando críticas de algunos políticos que acusaban al servicio civil de tener sesgos contra el Brexit o los valores conservadores. En su carta, recordó que los servidores públicos deben mantenerse neutrales en los debates democráticos.

El Primer Ministro Keir Starmer será responsable de designar al sucesor de Case, a través de un proceso que el gobierno asegura será abierto y transparente.