Francia e Italia han alzado su voz tras una serie de incidentes en el sur de Líbano, donde las fuerzas israelíes han herido a peacekeepers de las Naciones Unidas. Ambas naciones, siendo pilares de la misión de paz conocida como UNIFIL, han convocado a los embajadores israelíes para expresar su indignación y exigir explicaciones sobre lo sucedido. Los hechos se desencadenaron cuando un tanque israelí disparó hacia una torre de observación de la ONU el jueves, resultando en dos soldados heridos. El viernes, dos explosiones cerca de otra torre provocaron heridas a otros dos soldados, llevando a uno de ellos al hospital.
La reacción internacional no se hizo esperar. El Ministerio de Asuntos Exteriores francés tachó el ataque del viernes de “deliberado” y lo consideró una “violación grave del derecho internacional”. De manera similar, Human Rights Watch catalogó las acciones de Israel como un “aparente incumplimiento de las leyes de guerra”. No obstante, Israel se defendió señalando la presencia de Hezbollah cerca de posiciones civiles y de la ONU, y afirmó haber comunicado a UNIFIL que se refugiara en lugares protegidos.
El ambiente político europeo también se agitó. Mientras el presidente irlandés Michael Higgins calificaba la operación militar como “indignante”, el ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, dejó claro que los peacekeepers no se moverán bajo coacciones. La postura fue respaldada por el primer ministro británico, Keir Starmer, quien subrayó la necesidad de un alto el fuego inmediato, instando a todas las partes a proteger a los civiles en cumplimiento con el derecho internacional.
En medio de la crisis, voces diplomáticas desde la UE, lideradas por el portavoz de la EEAS, Peter Stano, anunciaron un debate sobre el tema en un próximo consejo de asuntos exteriores, mientras otros líderes como el primer ministro español Pedro Sánchez formulaban duras críticas.
Estos eventos desatan una cadena de reacciones que subrayan la complejidad de proteger misiones de paz en regiones sometidas a tensiones geopolíticas. A medida que la comunidad internacional clama por medidas que garanticen la seguridad de los peacekeepers, emerge una reflexión sobre la necesidad de preservar las normas internacionales, particularmente en contextos de conflicto.