La situación en Medio Oriente se encuentra en un punto crítico tras continuos ataques israelíes en territorio libanés. La escalada de violencia se intensificó este fin de semana cuando Israel lanzó múltiples ataques aéreos dirigidos a “docenas” de objetivos vinculados a Hezbollah. Las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) confirmaron haber golpeado lanzadores y depósitos de armas al otro lado de la frontera, intensificando su estrategia de minimizar la capacidad operativa del grupo militante.

La tensión estalló luego de la confirmación por parte de Hezbollah de la muerte de su líder, Hassan Nasrallah, en un ataque israelí el viernes. Nasrallah, quien lideraba la organización desde 1992, fue objeto de un ataque que ha generado amenazas de venganza por parte de Irán, un firme aliado de Hezbollah. Ayatollah Ali Khamenei, líder supremo de Irán, afirmó que la muerte de Nasrallah “no quedará sin venganza”, incrementando aún más las preocupaciones de un conflicto de mayor alcance.

En el contexto de estas amenazas, varios países han advertido a sus ciudadanos sobre la posibilidad de una intervención terrestre por parte de Israel en el Líbano, y algunos han comenzado a evacuar a sus ciudadanos de la región ante el temor creciente de una expansión del conflicto.

Mientras el humo se elevaba sobre Beirut, el Ministerio de Salud de Líbano informó de más de 30 fallecidos y cerca de 200 heridos a raíz de los ataques. Israel continúa con su ofensiva, buscando “eliminar a los comandantes” de la organización y desmantelar la infraestructura de Hezbollah.

La situación ha alcanzado un nivel crítico después de que Hezbollah iniciara ataques contra Israel, siguiendo un insólito ataque de su aliado palestino, Hamas, el pasado octubre, el cual resultó en la muerte de 1,200 personas y desencadenó la guerra actual en la Franja de Gaza.

Las IDF han informado sobre su preparación ante un posible despliegue terrestre en territorio libanés, movilizando dos brigadas a la frontera norte para entrenarse con miras a una potencial invasión.