En un dramático giro en la política rumana, el Tribunal Constitucional del país ha prohibido a Diana Șoșoacă, una candidata de extrema derecha conocida por sus opiniones antisemitas y pro-rusas, participar en las elecciones presidenciales. Esta medida sin precedentes se basa en el argumento de que su presencia amenazaría la permanencia de Rumania en la Unión Europea y en la OTAN. Fundadora del partido ultra nacionalista S.O.S Rumanía y anteriormente elegida al Parlamento Europeo, el veto a su candidatura ha encendido el debate político a lo largo de las distintas facciones del espectro político rumano, desde socialistas hasta liberales, quienes han criticado fuertemente la decisión judicial.
La controversia surge por ser la primera vez que el tribunal interviene basándose no en actividades ilegales, sino en discursos públicos de un candidato. Para la profesora Alexandra Iancu de la Universidad de Bucarest, este enfoque es innovador, puesto que el tribunal evaluó principios y valores constitucionales para decidir sobre su idoneidad. La administración concluyó que Șoșoacă promovía un discurso antidemocrático y antisemita con persistente intensidad.
La reacción de la candidata fue explosiva, acusando sin pruebas a actores internacionales, incluidos la UE y el pueblo judío, de conspirar para apartarla. También dirigió sus acusaciones hacia Israel y los Estados Unidos, sugiriendo que influenciaron al tribunal. Desde Washington, un portavoz del gobierno estadounidense defendió la independencia del sistema judicial rumano, descartando cualquier influencia externa.
Este fallo ha dominado las discusiones políticas, y figuras clave como el primer ministro socialista Marcel Ciolacu, también candidato presidencial, han expresado su inquietud por el precedente “al estilo Putin” que se podría estar sentando. Ciolacu, junto con otros líderes, aboga por una reforma del tribunal, cuestionando el proceso y la falta de opciones de defensa para los involucrados.
Las encuestas recientes reflejan un panorama competido donde, antes de su descalificación, Șoșoacă mantenía un cuarto lugar, ahora absorbido por su compañero extremista George Simion de la Alianza por la Unidad de los Rumanos. La retirada de Șoșoacă deja el camino claro a fuertes contendientes como el propio Ciolacu y Mircea Geoană, ex sub secretario general de la OTAN, quienes líderes significativos creen que el tribunal debería enfocarse en observar el mandato electoral más que influir en él. La fractura avivada por esta decisión promete moldear el clima político de Rumania en el futuro previsible.