En un reciente mitin celebrado en Wilmington, Carolina del Norte, el expresidente Donald Trump descartó la posibilidad de participar en un nuevo debate presidencial con la vicepresidenta Kamala Harris, programado para el 23 de octubre y organizado por CNN. Trump afirmó que “es demasiado tarde” para un nuevo encuentro, en parte porque la votación anticipada ya ha comenzado en estados como Minnesota, Dakota del Sur y Virginia. Además, resaltó que tanto él como Harris ya han participado en varios debates previo.
Las declaraciones del exmandatario se produjeron después de que Harris retara a su rival a aceptar un nuevo cara a cara en sus redes sociales, manifestando su disposición a debatir en los estudios de CNN en Atlanta, en un evento sin público en vivo, similar al controvertido debate de junio entre Trump y el presidente Joe Biden.
En contraste, JD Vance, compañero de fórmula de Trump, expresó su disposición a sostener un segundo debate con el candidato vicepresidencial demócrata, Tim Walz. Su primer enfrentamiento está previsto para el 1 de octubre, generando así una particular situación donde el candidato presidencial rechaza enfrentamientos adicionales, pero su compañero de fórmula los acepta.
La campaña de Harris, al ver la negativa de Trump, argumentó que los votantes merecen ver otro debate antes de emitir sus votos. Jen O’Malley Dillon, jefe de campaña de Harris, reiteró la necesidad de una segunda contienda, destacando que limitar a un solo debate presidencial antes de que abran las urnas es “inédito en la historia moderna”.
Mientras tanto, la situación ha generado diversas reacciones dentro del equipo de Trump. Aunque el portavoz Steven Cheung respaldó la negativa del expresidente, altas figuras como Jason Miller y la copresidenta del RNC, Lara Trump, han emitido señales mixtas sobre la posibilidad de un nuevo debate.
A pesar del decaimiento observado en el debate anterior, las declaraciones de Trump en redes sociales y su campaña han mantenido un tono desafiante hacia sus oponentes, incluyendo la publicación de extractos de discursos de Harris en un intento por descalificarla.
En los días venideros, tanto las campañas de Trump como de Harris seguirán lidiando con la presión pública y las expectativas sobre sus futuras presentaciones. A pesar de las tensiones actuales, los ciudadanos estadounidenses continúan observando de cerca cómo se desarrollan estos intercambios políticos decisivos para las próximas elecciones.