En las recientes elecciones parlamentarias de Lituania, el partido Social Demócrata ha superado a la coalición conservadora en una cerrada primera vuelta, obteniendo un 19% de los votos frente al 18% de sus opositores, según datos preliminares. Vilija Blinkevičiūtė, candidata principal y actual miembro del Parlamento Europeo, ha manifestado su intención de renunciar a su cargo en Bruselas para asumir el liderazgo como primera ministra.
Estas elecciones marcan un hito, ya que ningún partido gobernante ha sido reelegido desde la independencia de Lituania en 1990. Aunque el resultado no alcanzó el 20% esperado, el presidente Gitanas Nausėda ha festejado el triunfo de los socialdemócratas y prevé una posible victoria definitiva en la segunda vuelta del 27 de octubre. Las proyecciones actuales ubican al partido Social Demócrata con la posibilidad de obtener hasta 37 escaños contra los 29 del partido rival, mientras que el Parlamento lituano cuenta con un total de 141 asientos.
Entretanto, Blinkevičiūtė ha iniciado conversaciones de coalición con otros grupos políticos, priorizando a su vez partidos pro-europeos y evitando alianzas con formaciones nacionalistas como el Amanecer de Nemunas, pese a que esta agrupación logró un 15% en las urnas. La actual primera ministra, Ingrida Šimonytė, mantiene una postura cautelosa respecto al futuro, ya que las posibilidades de continuidad en el gobierno para su partido conservador aún están abiertas hasta la resolución final de los comicios.
Bajo la probable dirección socialdemócrata del gobierno, la política exterior pro-occidental de Lituania no experimentará grandes cambios. El país ha sido un firme defensor del incremento del presupuesto de defensa, asegurando así su postura al lado de Ucrania en el escenario internacional. El consenso en torno a la política exterior persiste, tal y como ha subrayado el presidente Nausėda, quien también ha celebrado la caída de los partidos pro-rusos en la reciente contienda electoral.
Finalmente, la figura controvertida de Viktor Uspaskich ha sido descartada del panorama político al no lograr asegurar un asiento parlamentario. Uspaskich, involucrado en severos escándalos financieros, representa el declive de las facciones pro-rusas, reflejando así la redefinición política de una Lituania que busca fortalecerse en el contexto europeo.