En la pequeña y pintoresca localidad de Westminster, Massachusetts, la atmósfera política está tan polarizada como la de su homónima londinense. A pesar de estar enclavada en un estado que tradicionalmente apoya a los demócratas, Westminster es considerado un termómetro político que refleja el curso de las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Las opiniones están divididas. Tom O’Toole, un antiguo miembro del consejo local, muestra con orgullo su apoyo al candidato republicano Donald Trump desde su pórtico adornado con banderas estadounidenses y mensajes de apoyo a las fuerzas del orden. Para O’Toole, Trump es la única opción viable. En contraste, su vecina Deborah Howland, quien regresó a la localidad hace apenas un mes, evita los canales de noticias conservadores como Fox, optando por fuentes que reflejan su postura crítica hacia el presidente saliente. Su desencanto con Trump se profundizó tras los bombardeos en Gaza, hechos que considera una barrera en las próximas elecciones.
La historia refleja la representación de un país dividido ante las elecciones del 5 de noviembre, donde los dos candidatos principales, Trump y la actual vicepresidenta Kamala Harris, están en una dura competencia. Así como en 2016, cuando Westminster apoyó a Trump, la ciudad optó posteriormente por Joe Biden en 2020, lo que resalta su naturaleza cambiante.
La comunidad está marcada por otros desencuentros sobre cuestiones como la inmigración y el manejo de temas de género en los colegios. O’Toole critica el uso de fondos públicos para albergar a familias haitianas en un hotel local, mientras que debates pasados también han girado en torno a la pandemia de COVID-19 y las elecciones de los organismos escolares.
Sin embargo, a pesar de estas divisiones, Westminster mantiene un fuerte sentido de comunidad, que se manifestará el próximo mes durante el festival anual de galletas. La ciudad se unirá para celebrar un legado histórico que comenzó con la fabricación de galletas en 1828, mostrando que el tejido social puede superar las barreras políticas cuando es necesario.
Westminster, con su arquitectura típica y pequeñas tiendas, sigue siendo un lugar donde las tradiciones permanecen intactas, reflejando los valores de sus generaciones pasadas. Un ejemplo es la cafetería Victoria Cafe, famosa por su excepcional café artesanal.
La observación de que pequeñas localidades como esta tienden a conservar valores tradicionales no altera la diversidad de opiniones políticas, lo que se refleja en residentes como Elias Daher, que a pesar de su origen internacional votará por Trump debido a su percepción crítica de Kamala Harris.
A pesar de las diferencias que pueblan a Westminster, lo que queda claro es que, bajo la sombra de banderas y debates patrióticos, este rincón de Massachusetts sigue siendo una microcosmos de las líneas divisorias que atraviesan todo el país.