La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carreteras (NHTSA) ha impuesto una multa de 1.5 millones de dólares a Cruise, la división de vehículos autónomos de General Motors. Este castigo responde a la omisión de detalles vitales sobre un accidente en San Francisco en octubre de 2023, donde uno de sus vehículos autónomos atropelló y arrastró a un peatón durante 20 pies a una velocidad de 7 MPH, causando graves lesiones.
Inicialmente, Cruise proporcionó varios informes incompletos, restando la parte crucial sobre el arrastre del peatón. Tras la exigencia de la NHTSA de entregar el video completo, los investigadores pudieron descifrar el incidente completo. Amén de rectificar los informes sobre otros cuatro accidentes de sus vehículos, Cruise ha tenido que redefinir su enfoque hacia la seguridad.
La NHTSA ahora demanda que Cruise entregue listas de acción correctiva, detalles sobre su flota, millas recorridas y el uso de conducción sin conductor. Además, deberán remitir las actualizaciones de software, reportar infracciones de tráfico y formar planes para mejorar la seguridad. La supervisión incluye encuentros trimestrales para revisar el estado de sus operaciones, extendiéndose esta vigilancia por al menos dos años, con posibilidad de ampliarlo.
Paralelamente, la empresa enfrenta investigaciones del Departamento de Justicia y la Comisión de Bolsa y Valores, sin olvidar el éxodo de su alta dirección. Tras el accidente, el presidente ejecutivo de Cruise presentó su dimisión y GM anunció la disminución de inversiones mientras reformulaba su equipo directivo, siendo cesados nueve ejecutivos más en diciembre.
A pesar de los contratiempos, el intento de resurgir es palpable; bajo su nuevo liderazgo, Cruise ha reanudado operaciones con conductores humanos en Arizona y Houston mientras GM invierte nuevos 850 millones de dólares en el proyecto. También está de vuelta en California, promoviendo mayores medidas de seguridad.
Este escándalo ha destacado la vulnerabilidad inherente a la innovación y la importancia de una vigilancia aguda, recordándonos que el viaje hacia la autonomía debe ir acompañado de responsabilidades éticas y legales.
En conclusión, la recuperación de Cruise es un camino lleno de lecciones duras, subrayando la necesidad de transparencia y constante mejora en la búsqueda de vehículos autónomos seguros.