X, la reconocida red social, vuelve a estar operativa en Brasil después de más de dos semanas de su bloqueo. Sin embargo, esto no se debe a un cambio de postura del gobierno brasileño. X ha comenzado a utilizar el servicio DNS de Cloudflare, lo que permite estrictamente, aunque temporalmente, burlar las restricciones impuestas por el gobierno. La duración de esta medida es incierta.
En un comunicado, un portavoz de X manifestó que fue una restauración “involuntaria y temporal” del servicio en Brasil y anticipó que pronto volvería a ser inaccesible. Desde finales de agosto, el acceso a X está bloqueado en el país por orden de Alexandre de Moraes, un juez del Supremo Tribunal Federal. El bloqueo fue resultado de un conflicto público con Elon Musk sobre la negativa de X a censurar ciertas cuentas.
El desacuerdo no solo afectó a X, sino también a Starlink, propiedad de SpaceX, que vio sus cuentas bancarias brasileñas congeladas. Al perder su infraestructura para América Latina debido al bloqueo, X tomó la decisión de cambiar de proveedor de red, resultando en un restablecimiento temporal del servicio en el país.
The New York Times informó que el miércoles muchos usuarios en Brasil comenzaron a notar que X estaba de nuevo accesible, aunque de manera inconsistente. Este regreso parcial a la operatividad ha sido atribuido al cambio al DNS de Cloudflare.
Las autoridades brasileñas, por su parte, están intensificando sus esfuerzos para asegurar el cumplimiento del bloqueo de X por parte de los proveedores de servicios de internet. Continúan evaluando nuevos métodos para mantener el bloque. Además, se mantienen imponiendo severas multas a los usuarios que intentan eludir las restricciones mediante el uso de redes privadas virtuales (VPN).
En conclusión, mientras X intenta negociar un regreso definitivo a Brasil, la situación sigue siendo compleja y dependiente de factores técnicos y legales. Las maniobras actuales pueden ser cifradas como gestos temporales sin garantía alguna de estabilidad a largo plazo. La resolución de este conflicto será un gran referente de cómo las tecnologías globales de comunicación interactúan con normativas locales.