Una serie de explosiones sacudió Líbano esta semana, dejando un saldo fatal y generando una ola de incertidumbre en la región. Los ataques, que fueron coordinados a través de pagers y otros dispositivos de comunicación utilizados por miembros de Hezbollah, han sido atribuidos a Israel según varios informes internacionales.
El primer ataque ocurrió el martes pasado cuando cientos de pagers explotaron simultáneamente, dejando un oscuro panorama con ocho personas fallecidas y más de 2,700 heridos, de los cuales 200 se encuentran en estado crítico. Entre los heridos se encuentra Mojtaba Amini, embajador de Irán en Líbano, quien sufrió heridas durante la catástrofe. El efecto de las explosiones envió humo de los bolsillos de los afectados, quienes sufrieron lesiones principalmente en el rostro, manos y estómago.
El miércoles se registró un nuevo episodio de violencia con una segunda oleada de explosiones enfocada en radios de mano utilizadas por Hezbollah. Estos últimos ataques causaron la muerte de una persona y lesionaron a más de un centenar. En un evento impactante durante un funeral, un radio de mano explotó, afianzando el pánico entre los presentes mientras miembros de seguridad de Hezbollah advertían sobre el peligro de los dispositivos electrónicos cercanos.
Mientras tanto, Israel no ha emitido comentarios oficiales, pero según reportes de The New York Times y The Washington Post, el país habría implementado una táctica de sabotaje al insertar material explosivo en los dispositivos, detonándolos mediante un mecanismo remoto. Estas operaciones parecen fueron motivadas por una advertencia previa de Israel sobre su intención de intensificar la campaña militar contra Hezbollah.
El temor no solo se ha extendido a los dispositivos específicos de las explosiones, sino que la población libanesa también se ha mostrado reticente a utilizar teléfonos móviles. Este ambiente de duda y desconfianza ya había sido alimentado previamente por el líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, quien advirtió a sus seguidores sobre el potencial uso de los dispositivos móviles como herramientas de espionaje por parte de Israel.
Por otro lado, la empresa taiwanesa Gold Apollo se ha distanciado del escándalo, señalando que sus productos fueron manipulados por una empresa húngara, BAC Consulting Kft, quien tenía autorización para utilizar su marca. Las unidades afectadas pertenecen al modelo AR924, visibles en la web de Gold Apollo hasta que las retiraron esta semana.
Los expertos cuestionan cómo estos dispositivos alterados llegaron a las filas de Hezbollah. Algunos consideran que Irán, conocido por proporcionar apoyo militar y tecnológico al grupo, podría haber jugado un papel crucial en su distribución.
Este inesperado bombardeo tecnológico ha generado un ambiente de desconfianza e incertidumbre, abriendo un nuevo frente en el ya complicado escenario geopolítico de Oriente Medio. La región ahora enfrenta un desafío tanto militar como psicológico, obligando a reevaluar la seguridad en las comunicaciones y la confianza en la tecnología.