Google ha solicitado formalmente a la Corte de Apelaciones del 9º Circuito una pausa sobre la orden que le exige abrir el Play Store a competidores. Esta medida surge tras perder una demanda antimonopolio presentada por Epic Games, la cual declaró que Google mantenía un monopolio ilegal sobre la distribución de aplicaciones y servicios de facturación en dispositivos Android. En respuesta, el juez federal James Donato ordenó que Google permita a tiendas de aplicaciones de terceros acceder al catálogo de Google Play y sean descargables desde su plataforma.
Preocupado por las implicaciones, Google argumenta que esto podría exponer a 100 millones de usuarios de Android en EE. UU. a “riesgos significativos de seguridad”. La empresa considera que la orden es “dañina e injustificada” y podría comprometer su capacidad de ofrecer una “experiencia de usuario segura y confiable”.
Google advierte que las tiendas de aplicaciones de terceros podrían no tener las mismas protecciones rigurosas, exponiendo a los usuarios a aplicaciones dañinas o maliciosas. Además, dar acceso al catálogo completo de Play a entidades externas podría ofrecer una “apariencia de legitimidad” a tiendas de dudosa reputación. También se preocupa de que al permitir enlaces externos en las aplicaciones, se incremente el riesgo de enlaces engañosos utilizados para ataques de phishing.
Por otro lado, el fallo del tribunal sugiere permitir que los desarrolladores eliminen la facturación de Google Play como una opción, lo que permitiría vender aplicaciones sin comisiones para Google. No obstante, la compañía insiste en que algunos métodos alternativos podrían no ofrecer las medidas de seguridad esperadas por los usuarios. Google destaca que el plazo de tres semanas establecido por la corte para implementar estos cambios es demasiado breve, tildándolo de tarea “hercúlea” que pone en riesgo la seguridad y funcionalidad de los dispositivos Android.
Curiosamente, Google cuestiona la decisión del tribunal de favorecer a Epic Games, señalando que en un caso similar, el tribunal optó por respaldar a Apple, que también utiliza su App Store propietaria para todas las aplicaciones.
Dado el contexto, queda en duda si es posible equilibrar la apertura del ecosistema Android con la protección de sus usuarios. Este caso ejemplifica la complejidad de las regulaciones antimonopolio frente a la innovación y la seguridad digital.