Un grupo de vigilancia del consumidor en Europa, conocido como BEUC, ha tomado medidas enérgicas contra numerosas empresas de videojuegos, como Epic Games y Electronic Arts, debido a sospechas de prácticas engañosas en la gestión de las monedas dentro de los juegos. BEUC sostiene que estas monedas engañan a los consumidores, dado que los precios de los artículos digitales rara vez se reflejan en moneda real. Esta estrategia, aseguran, afecta especialmente a los niños, al exponerlos a tácticas manipulativas que pueden llevarlos a gastar más de lo que deberían.
Mediante una queja formal, BEUC pide a las autoridades que ofrezcan entornos de juego seguros, donde las transacciones dentro del juego sean presentadas en moneda fiduciaria y no en moneda virtual. Según BEUC, la afirmación de las empresas de que los jugadores prefieren monedas premium dentro del juego no tiene sustento, ya que aquellos que usan estas monedas a menudo ven socavados sus derechos.
El director general de BEUC, Augustin Reyna, enfatizó la necesidad de que las regulaciones se apliquen también al mundo virtual de los videojuegos. Esto se debe a la carga potencial que estas prácticas colocan sobre los consumidores jóvenes. Además, en la denuncia se mencionaron otros gigantes del sector como Microsoft, a través de Activision Blizzard, Mojang Studios, Supercell propiedad de Tencent y Ubisoft.
En respuesta, Video Games Europe, que reúne a varias de estas empresas, defendió que los consumidores están bien informados sobre las monedas dentro del juego. Citando el Código de Conducta de PEGI, aseguraron que el coste real del dinero convertido debe aclararse en el punto de compra de dichas monedas. Argumentan que sus miembros siempre respetan las leyes europeas de consumo.
La controversia sobre las monedas premium no es nueva. En 2022, Epic Games sufrió una multa histórica por parte de la FTC, ya que permitía que los niños compraran la moneda V-Bucks de Fortnite sin el consentimiento de los padres. Esta decisión dejó claro el impacto perjudicial de estas prácticas, al ignorarse más de un millón de quejas de usuarios y preocupaciones de empleados sobre cargos indebidos.
Estas acciones subrayan el creciente escrutinio sobre cómo las empresas de juegos manejan las transacciones financieras dentro de los juegos, siendo esencial que se tomen medidas para garantizar que los consumidores, especialmente los más jóvenes, no sean víctimas de tácticas comerciales engañosas. Con el auge de los videojuegos y su popularidad entre los jóvenes, la transparencia y la equidad en estas prácticas son más cruciales que nunca.