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viernes 11 de de 2024

Sesgo Humano Líder Sobre Documentos AI en Derecho

IA Generativa y Statu Quo del Derecho: Predominancia de Lo Humano en el Abogacía de IA Durante un tiempo, la capacidad de los Modelos de Lenguaje a Gran Escala (LLMs) para generar automáticamente documentos legales ha sido una promesa intrigante para modernizar procesos legales. Sin embargo, un reciente estudio liderado por la Facultad de Derecho de la Universidad Masaryk, junto con Carnegie Mellon, mostró un claro sesgo por parte de los abogados a favor de documentos percibidos como redactados por humanos frente a aquellos generados por IA, incluso si su objetividad y corrección eran equivalentes. 75 participantes, entre abogados y estudiantes de derecho, evaluaron documentos etiquetados como “creados por humanos” o “generados por IA”. Los resultados destacaron una tendencia persistente: a pesar de encontrar factualmente correctos los documentos generados por IA, fueron etiquetados regularmente con inferencias negativas sobre su calidad de lenguaje, incluyendo una supuesta falta de profesionalismo y claridad en su redacción. Este interés por la redacción humana persiste, aun cuando casi todos los participantes ven a la automatización como el futuro inevitable para la profesión legal. Esta paradoja resalta el complejo balance entre la eficiencia tecnológica y la percepción humana en el sector. Durante las evaluaciones, el estudio también reflejó un cierto escepticismo hacia la automatización total, manifestado a través de preferencias por documentos más extensos cuando se pensaban como creados por humanos. Sin embargo, este sesgo desaparecía cuando los mismos documentos eran etiquetados como generados por IA. Esto sugirió que, tras el velo de objetividad, subyace una desconfianza hacia la capacidad de la IA para manejar asuntos legales con la misma meticulosidad de los profesionales humanos. Paradójicamente, aunque los participantes criticaron los documentos elaborados por IA en cuanto a su calidad lingüística y riesgo de distorsiones, la mayoría concordó en que estos igual podrían cumplir con las consecuencias legales esperadas, admitiendo que su estructura permitía, de hecho, reconocer las disposiciones legales y consecuencias específicas. En cuanto a las consecuencias del estudio en el ámbito práctico, la resistencia a aceptar IA en la creación de documentos legales podría equipararse a sesgos históricos similares en otros sectores donde la tecnología desafía prácticas tradicionales. Como la tecnología sigue evolucionando, se vuelve esencial no solo mejorar la calidad factual de los documentos generados por IA, sino también influir en las percepciones y desconfianzas culturales existentes. En conclusión, aunque la IA va camino a tener un papel predominante en la asistencia legal, se enfrenta a desafíos análogos a la aceptación en otros campos sensibles, como la medicina, donde la confianza en lo humano todavía prevalece. A medida que los profesionales legales navegan por esta nueva realidad tecnológica, será vital un diálogo continuo sobre cómo integrar eficazmente estos modelos en la práctica legal diaria sin comprometer estándares profesionales. En un futuro no tan distante, encontrar el equilibrio entre la sofisticación algorítmica y la percepción humana podría redefinir el acceso a la justicia, la prestación de servicios legales y potencialmente disminuir los costos generales del sistema jurídico.