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martes 15 de de 2024

Tecnología inteligente: la clave para un entorno más verde

En un momento donde el trabajo es cada vez más flexible, con un auge del teletrabajo que deja oficinas parcialmente ocupadas, la urgencia por reducir las emisiones de carbono de los edificios es más relevante que nunca. Datos recientes indican que los edificios de oficinas contribuyen a más de un tercio de las emisiones globales de combustibles fósiles. Un aspecto clave es que, aunque se espere que la disminución de ocupación reduzca la energía, en ocasiones ocurre lo contrario. Sin la presencia de empleados que generen calor, los sistemas HVAC de los edificios deben trabajar más para mantener temperaturas estables, aumentando el consumo energético principalmente durante climas fríos.

Una solución sustentable presentada es la implementación de tecnologías inteligentes, como la ventilación controlada por demanda (DCV), que ajusta la ventilación según la presencia real de personas en el edificio, en lugar de en base a una ocupación total asumida. Esta tecnología ha demostrado reducir notablemente el consumo energético. Asimismo, se recomienda flexibilizar la configuración de los termostatos durante los períodos de desocupación, lo cual puede conducir a significativas reducciones energéticas. Investigadores han encontrado que estas medidas pueden generar ahorros que van desde menos del 1% hasta más del 40%, dependiendo del clima y de los niveles de ocupación.

Sin embargo, la implementación de estas soluciones no está exenta de desafíos. Los costos, la complejidad tecnológica que implica la integración, junto con limitaciones políticas y de regulación, son barreras considerables. Además, también existen preocupaciones sobre la privacidad y la resistencia cultural de parte de los ocupantes y gestores de los edificios.

Irónicamente, la efectividad de reducir el consumo de energía y las emisiones de CO2e mediante el uso de tecnologías inteligentes varía considerablemente según el país o ciudad, dado que el impacto de CO2e por kilovatio-hora es altamente variable. Por ejemplo, en 2023, Suecia tenía un CO2e de 41 gramos por kilovatio-hora, mientras que en Alemania la cifra ascendía a 381 gramos.

Otra técnica prometedora para ahorrar energía incluye la consolidación de empleados en áreas específicas de los grandes edificios y la relajación de las configuraciones de temperatura en salas desocupadas. También se sugieren estrategias como la “escritorio caliente” y el hoteling, que promueven el uso eficiente del espacio.

Adoptar estas tecnologías inteligentes no solo reduciría la huella de carbono de los edificios sino que permitiría convertir construcciones desocupadas en viviendas, reduciendo así el impacto ambiental del desarrollo inmobiliario. A largo plazo, estas estrategias podrían conceder a los científicos y responsables de políticas el tiempo necesario para implementar energías renovables eficientemente.

La conclusión es clara: la innovación tecnológica en la gestión de edificios es una pieza vital en la lucha contra el calentamiento global, y su correcta implementación es un paso seguro hacia un futuro más verde.